Más allá del EPP: Creación de una cultura de seguridad con formación, herramientas y tecnología
Cuando pensamos en la seguridad en el lugar de trabajo, a menudo imaginamos equipo de protección: cascos, guantes, trajes contra arco eléctrico... Pero aunque el EPP es esencial, también es la última línea de defensa, lo que protege a los trabajadores cuando algo ya ha salido mal.
¿Y si la seguridad pudiera comenzar antes?
Cada vez más fabricantes están cambiando de una mentalidad centrada en el engranaje a una cultura de seguridad proactiva, una basada en formación, herramientas ergonómicas e información en tiempo real. Porque proteger a los empleados no se trata solo de equiparlos para el peligro; se trata de crear un entorno en el que el riesgo se identifique de forma temprana, se comprenda claramente y se aborde antes de que ponga a las personas en peligro.
EPP: La última línea de defensa
El equipo de protección personal (EPP), como trajes con protección contra arcos eléctricos, guantes aislantes y protectores faciales, desempeña un papel fundamental en la seguridad industrial. Está diseñado para proteger a los trabajadores cuando algo sale mal: un arco eléctrico inesperado, un cortocircuito o un fallo repentino del equipo. Pero confiar únicamente en el EPP supone que el peligro ya está presente. Esa es una mentalidad arriesgada.
En la UE, el sector manufacturero es responsable de casi 1 de cada 5 accidentes laborales no mortales[1], muchos de los cuales podrían evitarse mediante una detección más temprana, inspecciones más seguras y una mejor planificación del mantenimiento.
El EPP no evita fallos; solo ayuda a gestionar las consecuencias. Y en algunos casos, puede conducir a complacencia: si los trabajadores se sienten protegidos, pueden pasar por alto señales de advertencia o apresurarse en las inspecciones. La verdadera seguridad comienza antes de que los empleados se pongan su equipo. Eso significa dar a su equipo la información, las herramientas y la confianza para reconocer los riesgos y evitarlos, no solo sobrevivir a ellos.
La formación permite tomar decisiones inteligentes
Incluso con el mejor equipo, la seguridad en el lugar de trabajo sigue dependiendo de las decisiones humanas. Por eso, la formación es esencial. Un técnico bien formado sabe cómo reconocer posibles peligros, utilizar herramientas de inspección correctamente y seguir procedimientos seguros, especialmente en situaciones de alta presión. Una buena formación no solo reduce los errores, sino que ayuda a evitar accidentes antes de que ocurran.
Eso es fundamental, porque hasta el 80 % de los accidentes en el lugar de trabajo implican errores humanos, a menudo relacionados con una formación inadecuada o procedimientos poco claros.[2]
En entornos con peligros eléctricos y mecánicos, los empleados deben comprender no solo qué hacer, sino por qué es importante. Por ejemplo, el uso de una cámara térmica o un generador de imágenes acústicas requiere mucho más que apuntar y disparar. Se necesita interpretación, contexto y conocimiento de lo que está en juego.
La formación también da a los empleados la confianza de actuar cuando algo no parece correcto. Les ayuda a seguir los procedimientos de seguridad correctos, como el bloqueo/etiquetado, y les anima a priorizar la seguridad, incluso cuando hay presión para cumplir con los plazos.
En última instancia, una plantilla informada es su primera y más sólida línea de defensa. Cuando las personas saben qué buscar y cómo responder, no solo se mantienen seguras, sino que ayudan a crear una cultura en la que la seguridad es algo natural.
Las herramientas adecuadas para reducir el riesgo
Crear un lugar de trabajo seguro depende no solo de cómo se comporten las personas, sino también de las herramientas que utilizan. La tecnología de inspección adecuada ayuda a los técnicos a detectar problemas antes, reducir la exposición a peligros y realizar sus tareas de forma más eficiente.
por ejemplo:
Las cámaras térmicas revelan componentes sobrecalentados sin necesidad de abrir paneles eléctricos. Las cámaras con funcionalidad de ruta de inspección (como las series Exx y Txxx de FLIR) incluso proporcionan instrucciones de seguridad a los usuarios como parte de su ruta de puntos de inspección.
Con la generación de imágenes acústicas, los equipos pueden localizar fugas de aire comprimido o gas desde el suelo, lo que elimina la necesidad de escaleras, ascensores o posicionamiento incómodo.
Estas herramientas mejoran tanto la seguridad como el flujo de trabajo. Cuando las inspecciones se pueden realizar a distancia con alta precisión, hay menos tensión física y menos presión para apresurarse. Los técnicos pueden centrarse en hacer el trabajo de forma correcta y segura. Las herramientas fiables y fáciles de usar facilitan la integración de la seguridad en las operaciones diarias, en lugar de tratarla como una lista de verificación independiente.
El software convierte los datos en información
Las herramientas de inspección son potentes, pero su valor total se materializa solo cuando los datos que capturan conducen a decisiones claras y oportunas. Ahí es donde el software marca la diferencia.
Con plataformas como FLIR Ignite, los resultados de la inspección se pueden almacenar en la nube y compartir instantáneamente con supervisores, equipos de seguridad o socios externos. Esto elimina los silos de información y facilita la colaboración. Ignite Pro también puede mostrar datos de tendencias de temperatura a lo largo del tiempo, lo que permite a los usuarios identificar problemas antes, quizás antes de volverse peligrosos.
FLIR Thermal Studio ayuda a estandarizar las inspecciones guiando a los técnicos a través de rutas predefinidas y generando informes coherentes. La versión profesional incluye corrección de carga y viento, lo que ayuda a predecir las temperaturas de los componentes a plena carga, convirtiendo problemas menores en información crítica.
Estos paquetes de software garantizan que no se pierda nada y que los datos recopilados se conviertan en acciones. Las tendencias se pueden detectar antes. El seguimiento es más fácil. Y los equipos dedican menos tiempo a gestionar archivos y más tiempo a abordar riesgos.
Al integrar el software de inspección en sus procesos de mantenimiento, puede convertir datos sin procesar, como imágenes y lecturas de temperatura, en pasos claros y prácticos que mejoran la seguridad en todas sus operaciones.
Mantener una cultura de seguridad
Una sólida cultura de seguridad no se basa solo en procedimientos. Está moldeado por lo que hace la gente cuando nadie está mirando. ¿Se anima a los empleados a informar de situaciones en las que algo casi salió mal? ¿Siguen las rutinas de inspección incluso cuando el tiempo es limitado? ¿Se les anima a hacer una pausa y reevaluar cuando algo parece inseguro?
Estos son los signos de un lugar de trabajo en el que la seguridad se toma en serio, no solo en carteles, sino en decisiones diarias. El liderazgo, la comunicación y la coherencia desempeñan un papel. Cuanto más se apoye a su equipo con formación, herramientas fiables y procesos claros, más seguridad forma parte de la forma en que trabajan, no algo que hagan además de su trabajo.
Comience su verano de seguridad
El equipo de protección importa, pero es solo una parte de la imagen. La seguridad real comienza antes, con personas cualificadas, las herramientas adecuadas y los sistemas que respaldan decisiones inteligentes. Si desea que su equipo trabaje de forma segura, dele algo más que equipo. Deles claridad, confianza y control. Hagamos de este un verano de seguridad. Pongamos a las personas, no solo el equipo, en el centro de la protección.
[1] Eurostat, estadísticas de accidentes en el trabajo, 2022
[2] OSHA y HSE del Reino Unido estiman el error humano como un factor en los incidentes en el lugar de trabajo
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